La mente humana es un sistema complejo, lleno de matices y particularidades. Cada persona tiene su propia manera de funcionar, de procesar la información y de gestionar sus emociones. A lo largo de los años, los coaches hemos aprendido que abordar un proceso de desarrollo personal no puede ser algo estándar, igual para todos. Es aquí donde nace la analogía del «sistema operativo cerebral», una forma de entender cómo el coaching debe adaptarse a las diferencias individuales. Pero, ¿qué significa realmente esta comparación?
Tu cerebro como sistema operativo: IOS, Windows, o Linux
Imagina tu mente como un ordenador. Los hay con diferentes sistemas operativos: iOS, Windows, Linux. Incluso dentro de esos sistemas hay versiones: iOS 18, iOS 15, Windows 10, Windows 11… Y si profundizamos más, cada versión tiene subversiones, actualizaciones que lo hacen único. Con las personas sucede algo similar. Cada una tiene su propio «sistema operativo mental», un conjunto de creencias, experiencias y habilidades que influye en cómo piensa, siente y actúa.
De igual manera, un buen coach sabe que no puede aplicar una solución universal para todos los «sistemas operativos». Así como una aplicación no funcionará igual en un iPhone que en un PC, las herramientas y métodos de coaching deben ajustarse al “sistema” de la persona. Un abordaje exitoso del coaching no se basa en intentar «cambiar el sistema operativo» de alguien, sino en aprender a navegarlo, a adaptarse y potenciarlo.
¿Cómo identificar tu “sistema operativo cerebral”?
Un aspecto clave del coaching es ayudar a las personas a identificar cómo funcionan internamente, sus patrones de comportamiento y su estilo de pensamiento. En este punto, la analogía del sistema operativo puede ser muy reveladora.
El buen coach no lo es por saber las competencias del coaching y ser un o una experta en aplicarlas de forma precisa. No es cuestión de ser un o una profesional del coaching, sino de ser un o una profesional de ayudar a personas con técnicas de coaching.
En el mundo laboral toma aún más importancia. No se trata de “hacer coaching corporativo” de ser un “experto en coaching para trabajadores” sino un experto o experta en el uso del coaching con personas en su trabajo.
Como coach, uno de los primeros pasos es identificar el «sistema operativo cerebral» del coachee. Esto se hace a través de preguntas abiertas que permiten explorar sus patrones de comportamiento y su forma de pensar. Por ejemplo:
- ¿Qué sueles hacer cuando te enfrentas a un problema inesperado?
- ¿Cómo gestionas tu tiempo y tus tareas?
- ¿Prefieres una planificación estricta o te sientes más cómodo con la improvisación?
Las respuestas a estas preguntas pueden dar una pista sobre cómo la persona se gestiona a sí misma y cuál es su versión mental predominante, pues no se ayudará igual a un “Microsoft Windows, a un IOS o una versión de distribución de Linux”.
Actualizar tu sistema operativo interno: La clave del coaching personalizado
Una vez que se identifica el «sistema operativo», el trabajo del coach no es cambiarlo, sino potenciarlo. No se trata de transformar un Windows en iOS, sino de ayudar a la persona a “actualizar” su versión, a implementar cambios que le permitan operar de manera más eficiente y productiva. Quizás se necesite instalar un “parche” de manejo emocional, o tal vez añadir un “software” de gestión del tiempo más efectivo.
Aquí es donde radica la diferencia entre un proceso de coaching genérico y uno personalizado. Un buen coach comprende que, aunque la matriz de Covey o el método Design Thinking sean herramientas útiles, no funcionarán igual para todos. Por eso, el enfoque debe ser flexible y adaptativo, guiando al coachee a descubrir y trabajar en su propia mejora, en función de su “sistema operativo”.
El valor de aceptar tu propio “sistema operativo”
Aceptar que cada uno de nosotros tiene su propio sistema operativo es liberador. No es necesario intentar ser como los demás ni forzarnos a funcionar de una forma que no encaje con nuestra naturaleza. La clave está en trabajar con lo que tenemos, aprovechando nuestras fortalezas y abordando nuestras áreas de mejora desde nuestra propia perspectiva.
Como en la tecnología, ninguna versión es “mejor” que otra; simplemente son diferentes. Lo importante es reconocer qué versión somos, cómo operamos y qué ajustes podemos hacer para funcionar de la mejor manera posible. Un proceso de coaching efectivo parte de esta comprensión y se convierte en un camino de autodescubrimiento y desarrollo.
Conclusión
¿Eres un iOS 18 o un Windows 11? No importa cuál sea tu «sistema operativo cerebral». Lo relevante es entender que todos tenemos una forma única de funcionar y que, al igual que los dispositivos tecnológicos, necesitamos nuestras propias “actualizaciones” y cuidados. El coaching personalizado se trata de eso: descubrir nuestro propio sistema, aprender a navegarlo y encontrar las herramientas que mejor se adapten a nuestra forma de ser.
Al final, el éxito no radica en cambiar nuestra esencia, sino en potenciarla. Porque, como bien sabemos los coaches, el verdadero cambio comienza cuando dejamos de compararnos con otros y empezamos a trabajar con lo que realmente somos.